
El camino hacia un salmón carbono neutral
Desde Puerto Montt, Salmones Austral lidera una ambiciosa hoja de ruta para convertirse en la primera productora de salmón carbono neutral de Chile al 2033. Su estrategia, basada en ciencia y sostenibilidad, busca transformar la salmonicultura a través de la innovación, la eficiencia energética y la colaboración territorial.
Salmones Austral avanza en una hoja de ruta basada en ciencia para reducir sus emisiones al año 2033, y así consolidar un modelo de producción sostenible desde el sur de Chile hacia el mundo.
Desde la bahía de Puerto Montt, Jaime Molina Pimentel habla con la serenidad de quien ha hecho de la sostenibilidad una convicción y no una consigna. Subgerente de Sostenibilidad de Salmones Austral, lidera un plan que busca marcar un precedente en la salmonicultura chilena como es alcanzar una reducción
sustantiva de gases de efecto invernadero al año 2033, con metas basadas en ciencia y una gestión que combina innovación, eficiencia y compromiso colectivo, como nos comenta en entrevista radial con VC Magazine.
“Esta estrategia no surge solo como una exigencia del mercado”, explica, “sino como una decisión que compromete a toda la organización, desde los dueños hasta los trabajadores que cada día hacen posible la operación”, comenta Jaime Molina.
Salmones Austral estableció su meta bajo el estándar Science Based Targets initiative (SBTi), metodología reconocida internacionalmente que orienta a las empresas en la reducción de emisiones conforme al Acuerdo de París. La compañía se propuso pasar de 290 mil a 210 mil toneladas de CO₂ equivalente al
año 2033, con un sistema de monitoreo permanente que mide el avance de cada acción en terreno. “Es un desafío complejo, pero también más confiable y preciso, porque se basa en datos verificables”, destaca Molina.
Medir, gestionar y transformar
La estrategia de descarbonización de Salmones Austral se apoya en un plan calendarizado desde 2022 hasta 2033, con metas anuales y una mirada de largo plazo. El plan considera distintas fuentes de emisión agrupadas en tres alcances, aquellas que provienen de la operación directa, las asociadas al consumo
energético y las que se extienden a proveedores y transporte. “Gestionar nuestras propias emisiones ya es un reto, pero cuando incorporas las de toda la cadena de valor, el nivel de exigencia aumenta significativamente”, comenta Molina Pimentel.
En el caso de Salmones Austral, la principal fuente de emisiones proviene de la alimentación de los peces, un factor que representa entre el 60% y el 70% de su huella total. “Eso nos llevó a involucrar directamente a nuestros proveedores en la búsqueda de soluciones. Les pedimos producir alimento con menor huella de carbono, lo que los motivó a certificar el origen de sus materias primas en Brasil y Argentina. Así logramos reducir entre un 20 y un 30% sus emisiones, y por consecuencia las nuestras”, detalla Jaime Molina.
Este enfoque colaborativo se replica en otros ámbitos del proceso productivo. La compañía ha incorporado generadores híbridos que permiten reducir hasta en un 50% el uso de diésel en los centros de cultivo, disminuyendo tanto las emisiones como el ruido que afecta a comunidades y fauna marina. Además, ha cerrado contratos para el suministro de energía fotovoltaica certificada, e impulsa proyectos piloto de mallas solares flotantes, adaptadas a la realidad de los centros chilenos. “Son avances que muestran que la innovación y la sostenibilidad pueden ir de la mano cuando se piensa con mirada territorial”, argumenta.
Descarbonizar la cadena completa
El compromiso de Salmones Austral no se limita a su producción. También busca influir en toda su cadena logística, desde el sur de Chile hasta los principales mercados del hemisferio norte. En alianza con socios estratégicos como Maersk, la empresa ha comenza do a incorporar el uso de combustibles sostenibles en
transporte marítimo y pruebas de aviación sostenible (SAF) para sus envíos de producto fresco.
“Cuando un salmón chileno llega en menos de 48 horas a una mesa en Europa o Estados Unidos, hay una huella de transporte que debemos asumir”, reflexiona Molina. “Por eso hemos participado en pilotos para usar biocombustibles marítimos y trenes eléctricos, buscando siempre alternativas que reduzcan el impacto sin sacrificar eficiencia”.
La visión es integral. Cada eslabón cuenta. Y en esa lógica, la colaboración entre empresas se vuelve esencial. “Una sola compañía no puede cambiar la industria completa, pero sí puede liderar con el ejemplo. Cuando mostramos resultados, más actores se suman y el cambio se acelera”, afirma.
En un contexto global donde la sostenibilidad ya no es opcional, Salmones Austral quiere demostrar que es posible compatibilizar productividad, bienestar y compromiso ambiental. Sus acciones combinan la eficiencia energética con la innovación tecnológica, pero también con un fuerte sentido de responsabilidad
territorial.
“El mar es nuestro lugar de trabajo y también nuestro hogar”, dice Molina con convicción. “Por eso, cuando reducimos el ruido o el consumo de combustible, no solo mejoramos nuestra operación, también protegemos el entorno natural y las comunidades vecinas que dependen de un ecosistema sano”.
La empresa ha incorporado la electrificación progresiva de procesos, la certificación de energía renovable y la creación de espacios de capacitación para colaboradores, buscando fortalecer una cultura interna de sostenibilidad que trascienda las metas numéricas.
Al proyectarse hacia 2033, Jaime Molina visualiza a Salmones Austral como un referente en sostenibilidad dentro de la salmonicultura chilena y un modelo de empresa de capitales nacionales capaz de liderar con responsabilidad.
“Queremos ser una compañía que inspire a otras, con altos estándares ambientales, bienestar para nuestros trabajadores y respeto por el entorno. El consumidor actual valora eso, y el futuro dependerá precisamente de quienes logren equilibrar rentabilidad y propósito”, concluye.
Desde Puerto Montt hacia los mercados globales, Salmones Austral reafirma su compromiso con un modelo de producción sustentable que integra ciencia, innovación y cooperación. Un camino que no solo busca reducir emisiones, sino también generar valor compartido para las personas y los territorios que dan vida a la industria del salmón chileno.
Fuente: www.vcmagazine.cl.

